La soledad que lo acompañaba
Era el karma de su existencia
La cual se confundió
Con la tristeza eterna de perderla
Y comprender que el rumbo que llevaba
Había desaparecido
Entendió que sin ella no existía un camino
Un ente más de aquella urbe se había convertido
No valían las palabras solo su soledad era su fiel consejera, su voz se desvanecía, su presencia se extinguió, poco a poco dejo de ser, poco a poco dejo de estar, paso a ser un recuerdo, paso a ser un olvido, pero desde la eternidad de su alma miraba fijamente aquella ventana esperando el día en que aquel ser dejara de serlo y por fin abandonar el karma de su existencia.